LA CRISIS
Dios dispuso de bastante tiempo
para constatar que mi país estaba torcido
y, pese a todo, no pudo enderezarlo
o no se molestó en hacerlo
cuando hubiera podido,
quizás convencido de que era ya tarde
y dejó que siguiera como estaba.
Ahora es difícil hacer algo.
Dios también está torcido
y aquí nadie cree en milagros.