Autores venezolanos · Poesía

Poemas de Miyó Vestrini

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Poemas del libro Las historias de Giovanna (1971).

Hacíamos votos por una dulce muerte
y hoy,
continente de flores claras,
sofocadas por el humo de los hornos,
sabemos que cierta forma de morir más
ruda nos espera.
¿Lo sabías tú, Giovanna?
Después de ti,tantas otras han muerto,
pero ninguna de ellas por razones
tan buenas como las tuyas.
Sonabas los dedos al cruzar la esquina,
para que te trajera buena suerte,
decías,
gritando no se sabe qué cosa,
la chaqueta azul,
los cuatro botones dorados,
los zapatos de lona y el viento
revolviéndote los cabellos.

——

He andado el país, Giovanna,
de nada sirve haber amado tanto la lluvia,
el olor del mar,
los revolcones en la hierba,
flores claras del continente,
idioma brutal,
these things you don´t forget,
insoportable, Giovanna,
aquello que golpea desde adentro
largo dolor jamás concluido
descubierto un día,
hace mucho,
mucho tiempo.

——

Giovanna trata de encontrarse con el hombre en algún lugar de la ciudad, pero no es el sur, no es el sur, se repite desolada, y canta «oh baby, oh baby». Los dos han salido a horas habituales: él todavía de paso, ella, apacible personaje de otoño.

——

Ya no puedes equivocarte en torno a los sitios,
Giovanna,
hay ahora un límite para todos ellos.
Mapas de tierras rojas, ríos y mares azules,
líneas negras de caminos,
líneas grises de aeropuertos,
el dedo sobre el papel sigue la distancia exacta
entre el puerto y la montaña,
la ribera y el sur,
y él imagina la historia de Giovanna,
la historia que contará Giovanna
cuando salga de su departamento del norte,
con el croquis de un departamento del sur en
su bolsillo.

——

No podías entonces, Giovanna sino ocupar
tu tiempo en la memoria,
pequeños recuerdos de avenidas y plazas y
árboles,
o coserle el ruedo a la bata gris
o asomarte al balcón tratando de ver el mar.


 

Poemas del libro El invierno próximo (1975).

I

a Raúl

Días tranquilos que pasan como una ráfaga de viento
porque el invierno próximo,
lo sé,
cuando no hayan testimonios posibles
que mitiguen el temblor y la soledad,
bufará la lluvia tras los muros encalados.
Tardío se hace este invierno,
imágenes del invierno próximo
arrogantes y graves
como el desorden de la casa.

II

Ahora,
la estación de las lluvias está próxima
y no es cosa de preocuparse.
Cuando el vecindario amanezca sofocado por el furor,
pensaremos en la rudeza de nuestros antepasados
y la vecina,
recogidas sus anchas piernas desnudas,
me mirará,
muy quieta,
preguntándose
por qué me importa tanto el invierno próximo.

VI

a Soledad

Cada vez que oscurece
amor mío,
me sorprende un rostro brumoso en los espejos
y escucho cómo llueve fuerte,
cómo llueven los aguaceros.
El recuerdo
la terrible indisposición de los que recuerdan algún lugar,
¿hay alguien en el camino?
no hay nadie en el camino
amor mío
y paso distraída
sin ver el balcón donde chillan los azulejos.
Temo recordarte aún el invierno próximo
y la madrugada ya andando,
hago el último,
furioso intento,
para dormir sin sueños ni claridades.

VII

Han concluido los paseos,
los silencios amables,
el ruido sobre la grava,
tu cuerpo fatigado.
Cuando llegue el invierno próximo
estaré en el cerro
tendida,
enojada,
estremeciendo el lecho de madera.

VIII

A causa del invierno próximo,
tiemblo detrás de ti.
Huelo,
me asombro,
y viene de nuevo
la transparente pesadumbre.

IX

El país, decíamos,
lo poníamos en las mesas,
lo cargábamos a todas partes,
el país necesita,
el país espera,
el país tortura,
el país será,
al país lo ejecutan,
y estábamos allí por las tardes
a la espera de algún doliente
para decirle
no seas idiota
piensa en el país.

XIV

Escucha cómo paso de largo.
Propicio es el tiempo
para el brazo
que reposa
sobre tu flanco.
Para un primer canto de alondras,
para una mansa vereda
y un olor de piernas en reposo.
Escucha cómo paso de largo
y todo se hace tan frágil,
tan triste.

XV

Me dejo cerrar por ti
cuando se intenta
estar afuera
o al contrario,
llegar.
Y en la temblorosa apariencia del hombro rendido,
en el volverse tranquilo
entre sueños,
descubro enigmas que terminarán en un instante
cuando todo esto
no sea más que un hábito.

XX

La tristeza
amanece
en la puerta de la calle.
No en vano
he sido tan cruel,
no en vano
deseo
cada tarde,
que la muerte sea simple y limpia
como un trago de anís caliente
o una palmada cuyo eco se pierde en el monte.


Poemas del libro Pocas virtudes (1986).

¿QUÉ DECIRTE HOY?

¿Qué decirte hoy
si la madrugada fue tan difícil
madrugada de estigmas y estertores
sin espacio
para ti
para mi.

Al fin nos han encontrado amado
y somos exactamente como nos inventaron:

dolidos
fastuosos
desanimados
cómicos
furtivos
borrosos
desmadrados

NADIE PARECE ESTAR YA TRISTE

Nadie parece estar ya triste.
El rumor lento y grave del agua,
trata de abrirse paso
y llegar hasta aquí.
Impunemente,
se enumeran bienes y quejas y languideces.
Algo habrá de ocurrir
si persiste este canto asonantado.

CIERTAS JORNADAS SE HACEN LARGAS

Ciertas jornadas se hacen largas.
Nadie pregunta cómo las paso.
El rostro de los agresores
se mezcla
con el de los agredidos
No se sabe
cuántos sobreviven
a la masacre.

NO HAY RAZÓN PARA ENVEJECER JUNTOS

SORTILEGIO

a william Irish

No hay razón para envejecer juntos.
Ya no hay sitios para el desasosiego
para el temor.

Mientras pasan por ti,
todos los caminos del verano
desasidas tus manos y las mías
hay en el pórtico de la casa
pájaros atentos al momento de tu estupor
a lo perturbado de tu alegría.

Es la carretera empinada
la que nos lleva a Caulfield.

¿Me crees, amada?

No te detengas:
las canciones son malditas
algún sortilegio quebrará tu traje blanco.

Ya no estaremos juntos
y quiero morir antes de tiempo
tiempo de Caulfield.

Seré lo que tú quieras
penitente y amado
pero cerraré los ojos
para no envejecer juntos.

 

LAGARTOS

Hay hombres
que abren las sábanas
y entran.

Sin dulce tumulto
sin calor ni melancolía
sin conjuro.

Son lagartos.
Desterrados.
Miserables.

 

POCA COSA EN VERDAD

No es muy largo lo que debo decirte:
tiemblo cuando hablo de ello.
Poca cosa,
en verdad.

Miyó Vestrini.
Poemas del libro Todos los poemas (1993).


Miyó Vestrini

Miyó Vestrini. Fue una poeta, periodista y guionista venezolana. Nació en Nimes, Francia, el 27 de abril de 1938. Emigró a Venezuela siendo una niña de la mano de su madre, su hermana mayor y el segundo esposo de su madre un escultor italiano de apellido Vestrini, su segunda infancia transcurrió en los Andes venezolanos.  Desde temprana edad se dedicó al periodismo cultural, formó parte de los grupos El Techo de la Ballena, Sardio, La República del Este en Caracas y Apocalipsis en Maracaibo. En Venezuela dirigió el sector de arte del diario El Nacional, y la revista Criticarte. Como columnista, formó parte de El Diario de CaracasLa República y El Universal. Se desempeñó también como guionista de televisión. Se destacaba como entrevistadora y por ello realizó una memorable entrevista a Salvador Garmendia, quien además era su amigo personal. Fue ganadora del Premio Nacional de Periodismo en dos oportunidades (1967 y 1979). Obra poética:Las historias de Giovanna(1971), El invierno próximo (1975), Pocas virtudes (1986), Todos los poemas (Póstumo. Primera edición,1994. Segunda edición, 2013), Es una buena máquina (Póstumo, 2014). En narrativa, escribió el libro Órdenes al corazón (Póstumo, 2001).  Atormentada por sus propias inquietudes y ansiedades, decidió suicidarse el 29 de noviembre de 1991. Ingirió una alta cantidad de Rivotril (ansiolítico y anticonvulsivo), lo que desencadenó una sobredosis que le quitó la vida. Murió en Caracas, Venezuela, el 29 de noviembre de 1991. En la biografía de Miyó Vestrini se describió su muerte de la siguiente manera: «El cuerpo vestido y calzado reposaba en la bañera, el agua la rebosaba, flotando hallaron una estampa de San Judas Tadeo, en el tocadiscos un LP de Rocío Dúrcal. Fuera, encima de la mesa, estaban dos notas, una para su hijo Ernesto, y otra que decía: Señor, ahora ya no molestare más. Los dejaré ser felices».

En su obra se manifiesta una constante lucha entre sus raíces francesas y el entorno latinoamericano. Su poesía y su prosa muestran un mismo carácter agreste, y una forma audaz de expresarse. Utiliza el lenguaje irónico, directo, que expresa a veces un alto contenido de cinismo. Sobre ella Enrique Hernández D’Jesús expresó: «Miyó fue una mujer suicida y eso tiene que ver con su poesía, porque es una poesía muy desgarrada, llena de ese mundo de protesta, reclamo […]».

 

4 respuestas a “Poemas de Miyó Vestrini

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