Autores estadounidenses · Poesía

Siete poemas de Mark Strand

mark strand poemas

EL SUICIDIO

Salto de un edificio
Como si me estuviera durmiendo,

Como una almohada
El viento retrasando mi caída,

Retrasándome la caída
Como si estuviera soñando.

Rodeado de aire,
Me detengo,

Tieso como un turista
Mirando las palomas.

En las oficinas,
Queriendo salvarme,

La gente queda boquiabierta.
«Tírenme una piedra», grito,

Queriendo caer.
Pero nadie escucha.

Me tiran una soga.
Y ahora estoy caminando,

Hablándote a ti,
Hablándote

Como si estuviera soñando
Que vivo.


 

LOS MUERTOS

Las tumbas se hacen más hondas.
Los muertos más muertos cada noche.

Bajo los olmos y la lluvia de hojas,
las tumbas se hacen más hondas.

Las oscuras redes del viento
cubren la tierra. La noche es fría.

Las hojas barridas contra las piedras.
Los muertos más muertos cada noche.

Una oscuridad sin estrellas los envuelve.
Sus rostros se anublan.

No podemos recordarlos
claramente. Nunca podremos.


 

EL NUEVO MANUAL DE POESÍA

Para Greg Orr y Greg Simon

1 Quien comprenda un poema,
tendrá dificultades.

2 Quien viva con un poema,
morirá solo.

3 Quien viva con dos poemas,
engañará a uno.

4 Quien conciba un poema,
tendrá un hijo menos.

5 Quien conciba dos poemas,
tendrá dos hijos menos.

6 Quien se ponga una corona al escribir,
será descubierto.

7 Quien no se ponga una corona al escribir,
no despistará a nadie.

8 Quien se enoje con un poema,
será despreciado por los hombres.

9 Quien siga enojándose con un poema,
será despreciado por las mujeres.

10 Quien denuncie públicamente a la poesía,
se orinará en sus zapatos.

11 Quien trueque poesía por poder,
tendrá la mar de poder.

12 Quien alardee de sus poemas,
será pasto de necios.

13 Quien alardee de sus poemas y rumie con necios,
ya no escribirá más.

14 Quien niegue placer a sus poemas,
embotará su ingenio.

15 Quien ansíe reconocimiento por sus poemas,
será como un burro bajo el claro de luna.

16 Quien escriba un poema y elogie un poema ajeno,
tendrá una querida preciosa.

17 Quien escriba un poema y elogie mucho un poema ajeno,
espantará a su querida.

18 Quien reclame un poema ajeno,
tendrá su corazón dos veces.

19 Quien deje sus poemas al desamparo,
temerá a la muerte.

20 Quien tema a la muerte,
será salvado por sus poemas.

21 Quien no tema a la muerte,
será o tal vez no será salvado por sus poemas.

22 Quien termine un poema,
se bañará en la hueca estela de su pasión
y será besado por papel blanco.


 

ARTÍCULOS DE CAPITULACIÓN

Entrego mis ojos que son huevos de cristal.
Entrego mi lengua.
Entrego mi boca que es el sueño invariable de mi lengua.
Entrego mi garganta que es la manga de mi voz.
Entrego mi corazón que es una manzana en llamas.
Entrego mis pulmones que son árboles que jamás han visto la luna.
Entrego mi olor que es el de la piedra lanzada contra la lluvia.
Entrego mis manos que son diez deseos.
Entrego mis brazos que de todos modos han querido dejarme.
Entrego mis piernas que sólo de noche son amantes.
Entrego mis nalgas que son las lunas de la niñez.
Entrego el pene que discretamente alienta a los muslos.
Entrego mis trajes que son paredes sacudidas por el viento y al fantasma que vive en ellos.
Me entrego. Me entrego.
Pero nada te tocará a ti porque ya comienzo de nuevo sin nada.


LA BUENA VIDA

Estás en la ventana.
Hay una nube de vidrio en forma de corazón.
Hay suspiros del viento como huecos en tu palabra.
Eres el fantasma en el árbol ahí afuera.

La calle está quieta.
El tiempo, como mañana, como tu vida,
en parte está aquí, en parte por las nubes.
¿Qué le vas a hacer?

La buena vida no avisa.
Sufre las temporadas de desesperación
y se aparece, de pie, inadvertida, sin promesas,
y ahí estás.


 

EL GUARDIÁN

Puesta de sol. Hierba en llamas.
Día perdido, luz perdida.
¿Por qué me gusta lo que se desvanece?

Tú que partiste, que partías,
¿qué cuartos oscuros habitas?
Guardián de mi muerte,

cuida mi ausencia. Estoy vivo.


 

DE UN HOMBRE

Se levantaba de noche,
iba al espejo y preguntaba:
¿Estás aquí?

Daba media vuelta, caía de rodillas
y miraba la nieve cayendo sin culpa
en el aire nocturno.

Gritaba:
¡Cielos, miren!
¿Ven? Aquí no hay nadie.

Se quitaba la ropa y decía:
Mi carne es una tumba sin nada adentro.

Se inclinaba hasta el espejo:
Oye, tú, tú ahí, despiértame,
dime que nada de lo que he dicho es cierto.

Mark Strand.
Poemas del libro Mark Strand, 20 poemas (FUNDARTE- 1979).
Traducción de los poemas: Octavio Armand.


Mark-Strand
Mark Strand.

Mark Strand. Fue un poeta, ensayista y traductor estadounidense nacido en Canadá. Nació en Summerside, Isla del Príncipe Eduardo, el 11 de abril de 1934. Creció en una familia judía secularizada y pasó sus primeros años en Norteamérica y su adolescencia en América del Sur y Central. En 1957 obtuvo un grado de Bachiller en Artes en el Antioch College, Ohio. Luego estudió pintura con Josef Albers en la Universidad de Yale, donde obtuvo un BFA en 1959. Con una Beca Fulbright estudió la poesía decimonónica italiana entre 1960 y 1961.  Asistió al Taller de Escritores de la Universidad de Iowa al año siguiente y obtuvo una Maestría en Artes en 1962. En 1965 pasó un año en Brasil como profesor Fulbright. Fue profesor visitante en diversas universidades reconocidas, entre ellas: Washington. Yale, Virginia, California, Wesleyana, Harvard y Johns Hopkins.

Entre sus poemarios se encuentran: Sleeping with One Eye Open (1964), Reasons for Moving: Poems (1968), Darker: Poems (1970), The Story of Our Lives (1973), The Sargentville Notebook, Burning Deck (1973)Elegy for My Father (1978), The Late Hour (1978), The Continuous Life (1990), New Poems (1990), Blizzard of One: Poems (1998- traducido al español como Tormenta de uno), Almost Invisible (1012- traducido al español como Casi invisible). En 1981 fue elegido miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras. Recibió numerosos premios, incluyendo una beca MacArthur en 1987, el Premio Pulitzer de Poesía en 1999 con el poemario Blizzard of One: Poems, el Premio Wallace Stevens  en 2004.

La poesía de Strand es elegíaca y nostálgica. Evoca las bahías, campos, barcos, árboles de su infancia en la Isla del Príncipe Eduardo. Su Surrealismo ha sido comparado con el de Robert Bly, pero él lo atribuye a la admiración pictórica por las obras de Max Ernst, Giorgio de Chirico y René Magritte. Caracterizado por utilizar un lenguaje claro y concreto, generalmente sin rima o metro, con una fuerte unidad de tono y toques antilíricos. Tradujo poesía en español, portugués, italiano y quechua.

Murió en Nueva York, el 29 de noviembre de 2014.

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