Autores venezolanos · Poesía

Carta de Salustio para su mamá que estaba en Nueva York- Salustio González

salustio gonzalez rincones carta a su mamá

Empezada esta carta, el veintinueve de octubre.
Desde anteayer no llueve.

Comienzo como es uso: mi querida mamá
Bendición. ¿Cómo vamos de vida por allá?
¿Has visto los jazmines pausados de la nieve?
Por aquí hace días que no llueve
duro; porque con las garúas
diarias tenemos suficiente. ¿Continúas
bien de salud deseada y preciosa?
¿y con las manos coloradas en rosa?

Antes de seguir, salúdame a Antolina;
la hermana errante, ya casi newyorkina
y que de tanto andar esas calles reales
olvidó mis encargos: parásitas, postales
de Wagner. Yo no más le pedía
las del Buque Fantasma y la Tetralogía
y algunas otras que quisiera, y ningunas
de paisajes románticos donde hubiera sus lunas.
___

Te escribo antes de la comida
Vegetal y monótona que mantiene mi vida.
Dios no desampara jamás a sus criaturas:
(sobre todo si comen nada más que verduras!)
Ah! Olvidaba! He comprado mostaza.
Es picante. La como con la masa
blanca del arroz y en el plato sonoro
parece que ha caído una gota de oro!
___

¿Has paseado? ¿Visto cinematógrafos?
Oído a Caruso cantando en los fonógrafos?
(No es un rumor, o como dicen “noise”
tal suena en los “His master’s voice”
de Spinetti). Aunque sean algo malos
los quisiera para dar regalos
de Inocentes. En Diciembre ya vienen.
En esto hasta los viejos jugando se entretienen
Apuesto! (dicen). Ayer yo te cojí
por Inocente. Jí, jí, jí, jí, jí, jí!
(Dispénsame esta risa tan jocosa y tan franca
¡Pero es que el consonante hace la noche blanca!)
___

Las muchachas gobiernan por semanas.
Siete días se levantan y miran las mañanas
en el jardín tropezado de flores.
Si las vieras! De todos los colores
hay –Ya las enredaderas
están tupidas ¡qué verdes! Si las vieras!
Han comprado un gran saco de arroz.
(Por el teléfono no se oye aquella voz
que pedía urgente: una libra remita
el establecimiento llamado “Bodeguita”…)
Esperan un descenso y comprar una caja
de jabón, ¡pero el jabón no baja!
Te digo: con este jabón sano
Wilbur Wright hubiera construido
su aeroplano.
(Te digo “sano” porque gruesos letreros
gritan: “Espumoso. Jamás produce uñeros”.)
___

A pesar de haberle dibujado su marco
¡no salió premiado mi refulgente Arco!!
Injusticia! Lo de un Genio! jamás
se desprecia. Te apuesto. Ya verás
cómo al pasar de las generaciones…
(No, no sigo con esos palabrones,
pues en medio de esta fenomenal limpitis
puede darme muy rojo, otro ataque de iritis!)
___

He ido de turista, al picacho.
Cinco leguas. Subida. Es un camino macho.
Suben isleños, borricos, mulas, yeguas.
¡Al devolverse: también hay cinco leguas!!
Y como consecuencia clarísima se ve
que a la ida son andando, y al regresar a pie!
Los tres de siempre: Julio Horacio, el catire
y yo. ¡Diez leguas sin respiro!
(Por aquellos caminos angostos cual baúles
los isleños y burros tienen ojos azules!)
También fuimos, pero muy de mañana
Montados en Caballería Rusticana
(esto es; en burro), al Hatillo. Cercano
de Petare. Qué camino tan llano!
Sobre los pobres asnos éramos tres Jesuses!
Mucho rocío. Gallos cantando solos.
Los humos de los ranchos rezando sus tremolos.
Y todo diluido en la mañana suave,
en un mijao vimos cantar un ave,
dulcemente. Qué melodía fina!
Más lejos cacareaba una locuaz gallina!
Nos bañamos (Qué frío!) al pasar por Los Chorros.
Los burros nos veían tristes como ajos porros!
En fin, mamá, en fin
Llegamos a las casas torcidas del pueblín.
Muy solo es. Más que cualquier cementerio.
___

Aunque en verso: lo que te encargo es serio:
tráeme unas tres varas negras
de casimir, y verás cómo alegras
a este hijo tuyo. No te olvides. Tres varas!
Pero de tela buena. Oh! Si tú te olvidaras!
Tres varas, que duren por tres años
y que admiren a propios y espanten los extraños!
(Si quieres más barato este encargo tan seco
trae dos y media… aunque no haya chaleco!)
___

Te acuerdas de mi ropa, cuando ibas
para el Norte? Ya se han roto las chivas!
y el pantalón; el pobre de tanto remendar
parece, de trasluz, un viejo palomar…
cinco pesos gastar hube y aprisa.
Mis zapatos estaban muriéndose de risa!
Por esas novedades indiscutibles ves
que hay que traer las varas: sean
dos y media o tres.
___

Bueno Mite: tus cartas he recibido. Todas
me alegran. Te has vestido a las modas
de allá? Ven a la americana,
un día de sol, y azul y de mucha mañana.
También recibí tu tarjeta, muy mona:
“Soledad Rincones de González Bona”.
___

No traigas el aparato para mover ligero
la sínger. No traigas el útil cocinero.
Pues como de día no hay de fuerza derroche
no se podría cocer. ¡Sólo comer… de noche!
¡Y que poner de fuerza instalación
vale un ojo completo y un trozo de pulmón!
Lo que en ese género sí tú puedes traer
es un vibrador para masagecer
estos hijos tuyos. (Tú verás qué bonitos
se ponen a masaje todos tus Rijitos).
Por aquí todos buenos. Engordan que da gusto.
Al volver son capaces de pegarte el gran susto.
Yo siempre digo: oh qué buena cocina!
Aquí todos comen La Bofatina! (No la Fosfatina).
(Es un producto, que aunque el mundo se mofe
engorda mucho y se saca del bofe)
Has tenido noticias de Rafael?
Hace dos días tuvimos carta de él.
Ah! Olvidaba. Salúdame a los tíos
Pedro y Adela. Y a los primitos míos
les das un abrazo, muy bien proporcionado
a sus edades. No te olvides…! Muy bien dosificado
(si a alguno no les gusta el abrazo que des
dáselos en guarapo, y metido en cachés!)
___

Cuándo vuelves? (No vengas tan ligero).
A fines de Diciembre o principios de Enero.
Esperando ese día y ocasión tan magnífica.
Adiós. Contesta. Dame un beso Malífica!

 

Salustio González Rincones
Caracas, 1907.


salustio gonzalez rincones
Salustio González Rincones.

Salustio González Rincones. Poeta, traductor, cronista , dibujante y dramaturgo venezolano. Nació en San Cristóbal, Estado Táchira, el 1 de junio de 1886. Estudió Ingeniería en la Universidad Central de Venezuela y pintura en la Academia de Bellas Artes. Perteneció al grupo literario La Alborada (1909- El grupo incluyó, entre sus miembros, además de González Rincones, a Julio Horacio Rosales, Henrique Soublette, Julio Planchart, Rómulo Gallegos y otros). Salustio, evasivo y profundo, emigró joven de un país donde se ahogaba. Se fue de Venezuela en 1910, viviendo por épocas en Barcelona, Madrid, París, Ginebra y Roma donde trabaja como diplomático. Regresa brevemente en 1914 a Venezuela, pero luego su vida se desarrolla en el extranjero.

Antes de dejar Venezuela por primera vez, escribió en un año, el de 1907, dos poemarios y composiciones sueltas que permanecieron inéditas por mucho tiempo. Después, en el Viejo Mundo, siguió escribiendo y recogiendo lo escrito en volúmenes de escasísima circulación que repartía entre algunos amigos de la tierra o de Europa.

González Rincones, contribuyó a la renovación de la literatura, se lo suele considerar el primer vanguardista venezolano. Su Carta de Salustio González Rincones para su mamá que está en Nueva York publicada en 1907 ha sido considerada por Jesús Sanoja Hernández, una de las más grandes revoluciones poéticas venezolanas, ya que en esta obra rompe con el discurso lógico de la poesía del momento para jugar con las palabras. Entre sus obras se encuentran: Las cascadas asesinas (1907), Carta de Salustio González Rincones para su mamá que está en Nueva York (1907), Trece sonetos con estrambote a (1922), La yerba santa (1929), Viejo Jazz (1930). En ocasiones, llegó a publicar sus obras bajo el pseudónimo de Otal Susi.

Murió en alta mar, a bordo del buque Caribia, de regreso a Venezuela, el 5 de mayo 1933.

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